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PRP y Células Madre

Se trata del propio plasma de nuestra sangre enriquecido con plaquetas. Las plaquetas además de intervenir en el proceso de coagulación, son una fuente importante de factores de crecimiento, los cuales estimulan los mecanismos de reparación de los tejidos y participan en la regulación de multitud de procesos regenerativos.

Como actúa el PRP
El Plasma Rico en Plaquetas actúa:
-Disminuyendo la inflamación
-Mejorando el proceso de cicatrización, reparación y regeneración de los músculos,
tendones, huesos y ligamentos
-Mejorando el proceso de cicatrización y regeneración de forma parcial del cartílago de
las articulaciones.

Obtención del Plasma Rico en Factores de Crecimiento PRP
Los tratamientos estrella en las Terapias Regenerativas: el Plasma Rico en Factores de Crecimiento y el Tratamiento con Células Madre.

Cuando un tejido recibe una agresión o sufre un daño, se ponen en marcha mecanismos de autodefensa que integran la reparación tisular, y que tienen como objetivo restaurar la integridad del tejido lesionado para restablecer la función de la región dañada.

Un gran número de complicaciones médicas y quirúrgicas se deben a mecanismos de reparación insuficientes o defectuosos. Conseguir una reparación rápida y eficaz que permita integrar al paciente a su vida normal, es el objetivo de estas terapias biológicas.

Los factores de crecimiento (FC) son proteínas que regulan los procesos clave de la reparación tisular y que ejercen diversos efectos sobre el crecimiento celular, metabolismo, locomoción, contractilidad y diferenciación celular, que son esenciales para la reparación de los tejidos. Son secretados por muchos tipos celulares como una función basal o de respuesta a un desafío, pero, sobre todo, lo son por las plaquetas. Hay al menos 7 tipos diferentes de factores de crecimiento, cada uno tiene una acción concreta.

Las plaquetas (células que taponan las heridas evitando el sangrado) que invaden con prontitud las regiones adyacentes a un tejido  lesionado, son ricas portadoras de factores de crecimiento. Estos son liberados desde unos pequeños gránulos que hay en su interior, y se convierten así en potentes iniciadores de la cascada de acontecimientos que dirigen a la curación, difundiéndose rápidamente desde el lugar de la lesión. Son células cuya vida media es corta, alrededor de 7 días.

El plasma es la porción líquida de la sangre. Es el medio en el que flotan las células sanguíneas, además de otras sustancias tanto orgánicas como inorgánicas. Se realiza una extracción de sangre al paciente, similar a la que se requiere para una analítica normal. Lo habitual es el llenado de 4 tubos de 8 ml, pero dependiendo de las localizaciones que haya que infiltrar, se pueden llegar a usar hasta 8 tubos en un solo proceso.

A continuación, se realiza la fase de plasmaféresis, es decir, se colocan los tubos de sangre extraída en una centrifugadora, que será la encargada de separar las células sanguíneas. Las células rojas y blancas son más grandes y pesadas que las plaquetas, por eso, una vez finalizado el proceso de centrifugado, las plaquetas, de color amarillo, quedan arriba, y el resto queda en el fondo del tubo. La cantidad de plaquetas obtenida puede llegar a ser 60 veces superior a la que hay normalmente en el torrente circulatorio.

La parte más cercana al borde del tubo, es pobre en factores de crecimiento, y la más enriquecida es la que queda en el límite entre las plaquetas y la zona roja. Es por eso por lo que, de forma meticulosa, hay que aspirar la parte más enriquecida, desechando la más pobre.

Una vez aspirada la parte más rica, se deben activar las plaquetas añadiendo cloruro cálcico. Éste actúa como un gatillo, poniendo en marcha el proceso reparador.

Se infiltra en la región a tratar. El 70% de los factores, se activan en el lugar de la inyección a los 10 minutos. El 100% lo hará cumplida la primera hora. A los 7 días aún se puede apreciar capacidad de reparación en el lecho infiltrado.

Patologias que tratamos con PRP
-Condropatías, osteocondritis y artrosis.
-Lesiones meniscales.
-Lesiones ligamentosas: esguinces agudos y crónicos.
-Lesiones tendinosas y musculares: roturas, tendinitis, tendinosis,
calcificaciones intratendinosas.
-Retardo en la consolidación de fracturas óseas o necrosis óseas.
-Fascitis plantar.
-Entesopatías, bursitis, rodilla de saltador, trocanteritis.
-Roturas musculares agudas o crónicas (Fibrosis y Adherencias).
-Hematomas encapsulados.
-Quistes sinoviales.

Clínicas

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